Después de casi un mes de cuarentena, creo que podemos hacer una valoración real del valor que a día de hoy tienen las redes sociales y cómo pueden afectarnos, tanto en positivo, como en ocasiones de manera negativa.
Cada uno en nuestra casa, vivimos en nuestro propio contexto, mucho más aislados que de costumbre al exterior y con una visión, por tanto, mucho más reducida de la "realidad real". Vivimos nuestra propia realidad, y, aunque está genial seguir pudiendo tener contacto virtual con otras personas, en muchas ocasiones en este ámbito podría aplicarse el "ojos que no ven, corazón que no siente".
Estoy muy de acuerdo con que las tecnologías, aplicaciones, internet en general, las redes sociales, etc... Son un gran invento y pueden hacernos mucho bien... Siempre y cuando se usen de la manera conveniente, el tiempo adecuado y con cabeza.
Si ya de por sí, tendemos de manera innata, a la comparación entre nosotros, imaginad como trabaja nuestra cabeza en tiempos de confinamiento.
Cuidado con lo que vemos y por donde navegamos; ¿hasta qué punto creéis que puede influirnos?
He escuchado, me habéis contado en estos días, muchos comentarios en distintos casos sobre la presión que causa a muchas personas ver como otras sacan mucho tiempo, realizan muchas actividades, van siempre perfectas, arregladas, están muy felices de manera constante y llevando genial la situación.
Y sin querer, nos comparamos; Y no tendemos a comparar nuestros aspectos positivos o nuestros puntos más fuertes, sino aquello que nosotros pensamos como peor o que creemos que debemos, si o si y como norma, mejorar.
Y esta situación, aunque aparentemente pueda no parecerlo, puede causar una gran ansiedad y/o hacer que nuestro estado de ánimo se vea afectado (recordad también que durante estos días, la mayoría de nosotros nos encontramos más vulnerables).
De querer y no poder, de sentirte en desventaja, en inferioridad, de no poder sacar fuerzas o momentos...
Y también de lo que no está en nuestra mano: de ver terrazas y jardines con mucho sol, de tener vecinos solidarios, parejas que se llevan genial y nunca discuten, hijos que controlan la situación en todo momento...
¿Creéis que eso, todo lo que se muestra, todo lo que vemos, es 100% real?
Y, si objetivamente no lo creemos, ¿por qué entonces esa tendencia a la comparación, y, a veces, de manera inevitable a sentirnos mal?
Daos cuenta que estamos basando nuestro "sufrimiento", nuestro malestar, en algo que sabemos que no es totalmente real ni cierto. Por tanto, ¿nos sirve?
De ahí mi consejo, mi reflexión; rodéate, y más en estos momentos y aunque sea virtualmente, de personas con las que no quepa esa comparación.
No nos va a servir de nada visitar esos perfiles en los que alguien sea feliz viviendo en una casa con un jardín de 3000 metros cuadrados con una piscina al sol, o el de quién muestra las 10 actividades por hora que es capaz de hacer en estos días.
Haz lo que te haga sentir bien, busca tu bienestar, tu calma, lo que te apetezca. No te obligues a coger una videollamada si no te apetece en ese momento.
Vive en el día a día sin caer en el extremo contrario de la apatía o la desgana general. No te dejes. Ocúpate de la manera que te salga.
Y redes, tecnología, información, aplicaciones...
por supuesto sí, en el término medio está la virtud.
Disfrutad de vuestras imperfectas vidas, porque lo imperfecto si da la felicidad (y no hace falta demostrarlo ;) )
Un abrazo enorme!!💟
Paula
Comments